Tenía que irme para volver, que empezar a caminar para no parar, que olvidarme de mirar por la ventana y topar mi cara con el viento, ese viento suave que acaricia, que refresca.
Yo tenía que irme, muy lejos de mi, para desde lejos mirar a esa persona indefensa que no podía volver en si.
Y he vuelto sola del desierto, mis huellas en la arena aun no se han borrado pero frente a mi hay un sol destellante, deslumbrante...
Yo tenía que irme, muy lejos de mi, para desde lejos mirar a esa persona indefensa que no podía volver en si.
Y he vuelto sola del desierto, mis huellas en la arena aun no se han borrado pero frente a mi hay un sol destellante, deslumbrante...